LAS TAREAS DEL DUELO: ¿Cómo y por qué iniciamos?

El 13 de noviembre de 1991, llamaron a nuestra casa en horas de la madrugada para informarnos que mi hermano había sido víctima de un asalto y se encontraba gravemente herido en un hospital de escasos recursos ubicado en las afueras de Bogotá.

El 27 de noviembre, del mismo año, después de permanecer 14 días en coma en la Unidad de Cuidado Intensivo del Hospital San Ignacio; mi hermano murió.

Tres disparos en la cabeza y algunos más en su cuerpo, después de 19 años de existencia, dieron fin a su vida y, en ese entonces, a la nuestra a su lado.

Su muerte fue el inicio de un camino inicialmente doloroso pero al mismo tiempo cuestionador, retador y transformador; donde, como familia, decidimos aceptar el reto de formularnos preguntas constantes sobre el papel de la muerte dentro del significado de nuestras vidas.

Con frecuencia, familiares, amigos y conocidos, se acercaron a nosotros en aquella época buscando aplacar nuestro dolor diciendo que no era útil ni necesario buscar respuestas ante los misterios de Dios. Con el mayor respeto posible, en familia, optamos por un camino diferente. Nuestras preguntas sobre la muerte tienen como objetivo buscar respuestas; no definitivas ni absolutas. No creemos tener la verdad, pero si buscamos compartir nuestro camino y nuestro propio sentido, con la esperanza de que esto pueda ayudar a otras personas, que se encuentran en la misma situación, a redescubrir su nueva existencia en medio del duelo producido por la muerte de un ser querido.

Este apartarnos de nuestro dolor para ir al encuentro del dolor de otras personas ajenas a nosotros, resultó ser una excelente terapia y, sin darnos cuenta, nos fue dando un nuevo sentido de vida.

Cuando el duelo pregunta, es un espacio creado para comunicar no solo nuestra experiencia sino la de todos aquellos que hoy encuentren oscuridad en su vida a partir de la ausencia de un ser querido y tengan el deseo de salir en la búsqueda de sus propias respuestas. Este es un espacio para escuchar, compartir, respetar y abrir caminos donde creemos que las puertas se han cerrado.

De igual manera, es la oportunidad de compartir la experiencia de 29 años acompañando procesos de duelo en toda latinoamérica, a través de grupos de apoyo o simples visitas individuales. Hemos escuchado cientos de historias, tristes y esperanzadoras. Hemos compartido nuestras preguntas junto a sus reflexiones y escuchado las preguntas de aquellos que desde el dolor buscan respuestas. Hoy, abrimos este pequeño blog para poner en común esta experiencia con la esperanza de que la palabra escrita, pueda servir de apoyo, en algún momento, a alguien que lo necesite.

No tenemos fórmulas mágicas ni pretendemos predicar nuestra verdad; sencillamente ponemos en común nuestra experiencia, las decisiones buenas y malas que hemos tomado en este camino de la vida; y las compartimos con el corazón abierto con cada uno de nuestros lectores.

De igual manera, queremos ofrecer una alternativa de trabajo que nace desde las vivencias compartidos en los grupos de apoyo; en un intento por disponer de acciones, las cuales hemos llamado TAREAS, que les permitan a cada uno de ustedes, trazar un camino efectivo de gestión de su propio duelo.