«Cuando murió mi compañero en mis brazos…»

 

Nos comenta LULU EROSA:

Recibimos
la sugestiva reflexión de Lulu Erosa que motiva nuestro comentario de hoy:

Buenas tardes desde México. Cuando murió mi
compañero en mis brazos, sin sentirse mal siquiera, yo pasaba por el duelo de
la pérdida de mi mamá y me pregunté: ¿por qué a mí? Pero como un rayo me cayó
otra pregunta: ¿por qué no a mí? Y con mucha confusión todavía sé que era su
tiempo y que así lo quería Dios. Sigo muy mal, pero con la esperanza de
superarlo. 

Gracias Lulu por tu valioso comentario.

Ante un duelo tenemos no solo el derecho, sino además el deber de
plantearnos muchos interrogantes que de otra manera no sería posible que fueran
parte de nuestra habituales reflexiones.

En los primeros días nos preguntamos: ¿Qué pasó?, ¿Qué puedo hacer
para afrontar este dolor? ¿Hay alguien que pueda ayudarme? En la medida que
atendemos este llamado que nace desde lo más profundo de nuestras desbordadas
emociones, es decir desde nuestra capacidad de SENTIR, estas se van verbalizando
hasta convertirse en sentimientos que podemos identificar con mayor claridad,
para poder emprender la tarea de sanar aquellos que nos hacen daño. Nuestra mente
comienza a aclararse y es entonces cuando surgen otras preguntas, pero esta
vez, su origen es diferente.

¿Por qué a mí?, ¿Por qué no me dí cuenta a tiempo?  ¿Por qué no tomé otra decisión?…

Estas son preguntas provienen de otra fuente: nuestro sistema
cognitivo, nuestra mente. Ahora deseamos CONOCER qué significa lo que estamos
viviendo y por qué, en muchos sentidos esta nueva realidad, atenta contra los
valores y principios que habíamos establecido como orientadores de nuestras
vidas. Si bien estas primeros “Por qué” empiezan a responderse en la medida en
que nos decidimos a sanar nuestras culpas, casi siempre infundas así como
nuestros miedos y enfados, podemos plantearnos otros Por qué, que interrogan a
la vida, al destino, a Dios y estos también estamos en nuestro derecho de
plantearlos.

¿Por qué Dios lo permitió?, ¿Se trata de un castigo?, ¿Una prueba?,
¿Será verdad que existe Vida, más allá de esta vida?. Si me dicen mis amigos
que mi ser querido ahora está en un mejor lugar, entonces: ¿Por qué siento este
inmenso dolor, esta duda?

Ante estos interrogantes empezamos a entender que ha llegado la hora
de replantear nuestra creencias o de precisarlas y fortalecerlas en caso de que
encontremos que no nos brindan una respuesta satisfactoria. Tenemos la
oportunidad de comprender que no podemos seguir creando dioses a “nuestra
imagen y semejanza” y que ha llegado la hora de “Dejar a Dios, ser Dios” y él
nos ha creado libres para que podamos experimentar la “decisión de amar”que
hizo posible todo lo creado.

Mediante estos dos procesos: SENTIR y COMPRENDER, finalmente
accedemos al nivel más reatador y significativo de nuestro proceso de duelo:
TRASCENDER. Ahora las preguntas que nos plantearemos serán nuevamente diferentes:

¿Para qué este dolor?, ¿Puedo aprender algo de este dolor?, ¿Puedo
fortalecer mi sistema de valores y principios?, ¿Cómo puede servirme esta dura
experiencia para ayudar a otros que experimentan un dolor semejante?, ¿Qué
beneficios me ha brindado esta experiencia de dolor?

La búsqueda de estas respuestas le dará un nuevo significado a cada
decisión que tomemos en adelante y a cada experiencia que llegue a nuestras
vidas. El pasado ya no será nuestro verdugo ni el futuro nuestro inquisidor. La
vida es AQUÍ y AHORA. Entonces comprenderemos que este dolor no ha sido en vano
y con profunda y madura aceptación, lo bendeciremos…

1 comentario en “«Cuando murió mi compañero en mis brazos…»”

  1. Hola. Buenas noches. Decidí la sesión pasada no intervenir ya que me sume en el segundo taller. Me enteré de este un mes antes que falleciera mi esposo. El día 19 de mayo se cumple un mes. Obviamente lo vi como una posible ayuda a lo que se nos venía por delante . El día 1 de octubre 2021 para mi cumpleaños me dice que necesitaba decirme algo. Ese algo era que sentía que “ le quedaba poca vida “
    Empezamos los exámenes y el diagnóstico fue devastador. Cancer Metastasico grado 4. Etapa Terminal. Llore todo lo que necesite.junto a mi hijo de 20 años. Mi hija de 15 aún no quiere hablar el tema. Me vine a casa , deje de trabajar y enfrentamos juntos todo lo que se vino. 6 meses y medio de enfermedad y sufrimientos. Sufrimiento de él y de toda la familia. Sentí que mi vida se acababa con la de el. Que era el final. No me interesaba nada más. Luego entendí que me quedaban dos hijos por acompañar y educar. El proceso fue largo y muy doloroso. A veces siento que no lograre superarlo y seguir viviendo. Creo que me volveré loca. Esta era la segunda vez que estaba cerca de la muerte. Yo sabia que él era “ prestado “ En el año 2007 tuvo un Infarto y Paro cardiorrespiratorio de 90 minutos. Con reanimación . Afortunadamente no tuvo secuelas evidentes neurologicas. pero si quedó con un 25 % de capacidad del corazón. Hoy necesito salir adelante . B

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