EL
PECHI COMENTA
Agradecemos a Mary Arteaga quien desde Ecuador nos hace llegar el siguiente comentario:
ES VERDAD, EL DUELO DEBEMOS VIVIRLO COMO LA VIDA LO VAYA OFRECIENDO, CON ACTIVIDADES. LES JURO QUE ENTREGO TODO LO QUE PUEDO… TODOS TENEMOS ALTIBAJOS QUE DEBEMOS SABER MANEJAR, LLORAR, DESAHOGARNOS…, VIVIR, UN DÍA A LA VEZ.
Así es Mary, una conocida frase atribuída a Florence Nightingale, enfermera y escritora británica, considerada precursora de la enfermería profesional contemporánea, dice:
“Lo importante no es lo que en la vida nos sucede, sino las decisiones que tomamos ante aquello que en la vida nos sucede”
Desde este punto de vista, creo que no se trata propiamente de vivir el duelo “como la vida lo vaya ofreciendo”, pues esto puede significar una posición simplemente reactiva que supone que debemos experimentar aquello que nos ofrece la vida, sin que esto suponga necesariamente una respuesta consciente y libre de nuestra parte.
Por otra parte, es cierto que el proceso de duelo exige que nos pongamos en actividad, y que entreguemos en esta experiencia “todo lo que podamos”, como nos sugiere Mary. Pero para que esto sea posible, deberemos asumir una actituid proactiva, es decir, tomar decisiones y darles cabal cumplimiento, de manera tal que nos permitan al menos cinco logros claves:
a) Identificar y sanar aquellos sentimientos que puedan bloquear nuestro proceso de duelo.
b) Aceptar la realidad de nuestra pérdida.
c) Aceptar la necesidad de elaborar de manera responsable nuestro duelo y de buscar ayuda para realizarlo, en caso necesario.
d) Aceptar la posibilidad cierta de adquirir nuevos conocimientos y habilidades que contribuyan de manera decidida a nuestro crecimiento personal, familiar, social y espiritual.
e) Adaptarnos gradualmente a un nuevo entorno y a unos nuevos retos, que deberemos afrontar sin la presencia acostumbrada de nuestro ser querido.
Durante el trabajo de duelo, habrá momentos en los que nos sentiremos desconcertados o incluso desanimados porque no siempre experimentemos un avance positivo en el control de nuestro estado emocional. Si bien, algunos días sentiremos que la tristeza ya no nos agobia y que podemos integrarnos al quehacer diario de manera fluida; otros días, en cambio, experimentaremos que el dolor nos invade de nuevo y parece que nuestro proceso de sanación se ha detenido.
Estas experiencias cambiantes pueden compararse con los altibajos que se viven cuando abordamos una “montaña rusa”. En las partes más altas, nuestro dolor se manifiesta de manera aguda, pero es posible que un día o unas horas después, en las partes bajas, experimentemos sosiego, tranquilidad e incluso una sensación de paz de la cual algunas veces podemos llegar a avergonzarnos, considerando que no es una sensación ajustada a la magnitud de nuestra pérdida. Algunas veces incluso podemos llegar a decir: ¿Será que yo no lo amaba lo suficiente?
Vivir un día a la vez, como nos propone Mary, significa aceptar esos altibajos como parte del proceso, sin perder la motivación para continuar con nuestro trabajo de duelo y por sobre todas las cosas, sin perder la esperanza de que un día, cada vez más próximo, nuestras actividades diarias recobren su equilibrio y cada nueva decisión que tomemos nos lleve al encuentro con un nuevo y maravilloso sentido de vida.