¿TENGO DERECHO A TENER MOMENTOS DE FELICIDAD DURANTE MI DUELO? Por: Julián Castelblanco

Por: Julián Castelblanco
julian@cuandoelduelopregunta.com

Una de mis mayores preocupaciones durante el proceso de duelo por la muerte de mi hermano, se originaba en la angustia que sentía cuando de manera esporádica, experimentaba momentos de felicidad. Reír se sentía como el boleto que pagaba para encaminarme hacia la condena eterna por ser “infiel a su memoria”. Me costaba levantarme y sentir que hoy era un día tranquilo… y si, por algún motivo, esa tranquilidad se reflejaba en una sonrisa o una sensación de alegría, de inmediato algo en mi interior me decía que estaba incumpliendo alguna norma que nunca me fue contada, que nadie me advirtió y que no había aprendido de manera consciente, pero que ahí estaba para juzgarme.

Durante todos estos años, hemos encontrado de manera recurrente esta reflexión en diferentes duelistas. Estamos en duelo y debemos permanecer tristes, vestirnos de negro, cerrar las cortinas… debemos vivir y sentir el luto sin opción de desvío. En mi caso, la risa llegó a cuestionarme la posibilidad de mi falta de cariño por él; “quizás no lo quería tanto”, pensaba dictando condena sobre mi sonrisa.

Una tarde que caminaba hacia el paradero del bus que me llevaba al colegio, recordé una conversación que habíamos tenido hace algunos años. Mi hermano era mas un hombre de acción que de reflexión; sin embargo, en ocasiones pienso que se sentía con la obligación de ejercer sus funciones de hermano mayor y abrir puntos de reflexión sobre lo que él consideraba, era la vida y como debía ser vivida. “July, uno tiene que hacer de todo, aprenderlo todo, vivirlo todo… con intensidad, con fuerza, con pasión. Prueba nuevas cosas, adquiere nuevas habilidades, aprovecha tus fortalezas. Así es que vale la pena vivir este paso… sin miedos, con curiosidad… Vive”. Siempre recuerdo esa conversación porque como les cuento, él era una persona mas de acción. Pero por algún motivo, ese día sintió el impulso de decirme esto. Ese día que recordé sus palabras entendí el porqué de dicho impulso.

No había una mejor manera de rendir homenaje a su memoria, de respetar su vida en la mía y de sentir su presencia en mi corazón, que poniendo en práctica sus palabras… “JULY, VIVE CON INTENSIDAD”. Ese recuerdo comenzó a forjar el camino para poder recordar a mi hermano con alegría. Y cuando lo hice consciente, comencé a dejar a un lado la sensación de infidelidad, para entender que mi sonrisa era el permiso para acercarme más a él. Esta me invitaba a recordarlo tal como era, a traer sus palabras, a ponerme en su presencia. Lejos de ser infiel a su memoria, lejos de sentir que mi risa borraba su recuerdo; la posibilidad de reír y reírme con él, me impulso a construir una impronta en mi corazón, eterna, que me acompañaría por el resto de la vida. En vez de olvidarlo, la alegría me permitió recordarlo en todo momento, y hacerlo partícipe de mis retos, mis ilusiones, mis momentos difíciles y felices. La felicidad, con el tiempo, se convirtió en el camino para nunca olvidarlo.

Tenemos derecho a sentir tristeza y dolor ante su partida. Tenemos derecho a llorar su ausencia con fuerza; a extrañarlo, a querer tenerlo a nuestro lado. Sin embargo, son estas emociones difíciles las que nos dicen que nuestra vida a su lado fue una vida maravillosa, llena de recuerdos gratos, alegres, plenos… por eso nos duele… y por ese mismo motivo, también tenemos el derecho de comenzar a tomar decisiones para poder traer su alegría como nuestro nuevo camino. Su presencia llena de sentido, también se homenajea a través de la sonrisa. Es más; quizás, una sonrisa puede describir con mayor exactitud lo que representó su vida a nuestro lado. Así como podemos llorarlo, también podemos “reírlo”.

1 comentario en “¿TENGO DERECHO A TENER MOMENTOS DE FELICIDAD DURANTE MI DUELO? Por: Julián Castelblanco”

  1. Muchas gracias por compartirnos tu experiencia.
    Creo que la vida la pensamos de manera lineal como un antes y un después pero la muerte de un ser amado a mi me ha mostrado que podemos vivir la vida con un sin fin de posibilidades en donde el tiempo no alcanza a cubrirlas, por eso ahora creo que el tiempo es un límite que podemos romper para vivir con recuerdos en el presente y seguir conversando y sintiendo con aquellos que ya trascendieron .

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