EL PECHIRROJO, UNA MANERA DE HABLAR DE LA MUERTE A TRAVÉS DE SU BELLEZA. Por: Julián Castelblanco

 EL PECHIRROJO, UNA MANERA DE HABLAR
DE LA MUERTE A TRAVÉS DE SU BELLEZA.

Por: Julián
Castelblanco

julian@cuandoelduelopregunta.com

 

La primera vez que contemple la
posibilidad de instaurar la presencia de mi hermano en mi corazón, y de esta
forma hacerlo parte de mi cotidianidad y mis decisiones; me pareció interesante
que pudiera contar con un intermediario que me recordará que, a través de su presencia,
yo podía hacer nuevo contacto con mi propia existencia. Apareció entonces el
Pechirrojo como un “cable a tierra”, como una posibilidad de ver las cosas
desde otro punto de vista.

Inicialmente el Pechirrojo llegaba de
manera simple para ser interpretado como una especie de “remplazo” hermoso pero
insuficiente. Sin embargo, en la medida que pasaba el tiempo, los sentimientos
y reflexiones que su presencia generaba, fueron dando posibilidades adicionales
a las maneras como acostumbraba a ver el mundo… un punto de vista distinto;
respuestas que contemplaban variantes que yo no podía ver, certezas e impulsos
de valentía ante las decisiones que planteaban situaciones inciertas. En otras
palabras, la partida de mi hermano, su muerte, como la posibilidad de entender
y profundizar MI vida… La muerte como un elemento esencial e irremplazable de
nuestro proyecto de vida.

El entender la muerte como un suceso
que llega de paquete desde nuestra concepción, nos permite al mismo tiempo,
disfrutar el presente. Hablar de la muerte no es llamar la desgracia, hablar de
la muerte es comenzar a construir nuestro futuro desde lo obvio, y al mismo
tiempo, desde lo esencial. Es la muerte lo que le da sentido a la construcción
de un proyecto de vida que defina la felicidad como una posibilidad en nuestra
existencia. Y esto, sencillamente, porque la muerte es irremplazable.

En esta medida, la presencia del
pechirrojo nos permitió, a mis padres y a mi, la posibilidad de hablar y
construir reflexiones sobre lo que sentimos, pensamos y construimos a partir de
la llegada de la muerte a nuestra familia. Y desde ahí, desde esa posibilidad
de embellecerla a través de su vuelo, su canto, su soledad, su dignidad, su
imponencia, sus colores, sus mensajes; construir nuestro proyecto de vida.

Con la muerte de mi hermano, no quedó
mas opción, en familia, que entender que ella podría llegar en cualquier
momento. Y entonces ¿qué hacer?, ¿cómo dignificar su memoria?, ¿cómo dignificar
nuestra vida?, ¿cómo establecer un lazo de unión entre el maravilloso tiempo
que pasamos a su lado y el tiempo que nos resta en este mundo?… La muerte no
se puede contemplar dentro del proyecto de vida porque sencillamente la muerte
es el proyecto.

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