CARTA NAVIDEÑA EN COLOR ROJO Y NEGRO.
Por: Julián Castelblanco
julian@cuandoelduelopregunta.com
Que yo este hoy, 31 años después, escribiéndote una carta en navidad y que, como familia, hayamos decidido dedicar nuestra vida a acompañar el corazón de aquellos que se encuentran en duelo; podría confirmar la ingrata sentencia de que el duelo nunca pasa. Y así es, nunca pasa porque todos los días, desde aquel 27 de noviembre de 1991, tu partida nos presenta nuevas personas, nos brinda sorprendentes perspectivas de vida, nos invita a retarnos, a evaluarnos permanentemente… el duelo nunca pasa porque siempre estás presente en mis decisiones y reflexiones… aun peleamos, ahora por tus silencios en apariencia, inoportunos. Aun reímos con cada pechirrojo que vemos volar Continúas siendo cómplice, continúas siendo amigo, continúas defendiendo a tu hermano menor, y a veces, continúas evitando defenderme para que aprenda a hacerlo por mi mismo.
Si, el duelo nunca termina, pero el dolor desaparece por completo. En ocasiones te recuerdo con nostalgia; sin duda alguna aun sueño, cuando preparo mi viaje para visitar a nuestros padres en esta época, con la bonita ilusión de poder estar también contigo en ese reencuentro; contigo y tu posible familia. Claro que quisiera abrazarte de una manera diferente a la que lo haces ahora. Claro que quisiera poder construir contigo de una manera diferente a la que construimos hoy, con toda esta hermosa comunidad de Cuando el Duelo Pregunta. Pero al mismo tiempo, se que, sin tu partida, no hubiera sido posible el sueño que hoy nos convoca en este espacio… Hoy, que miro atrás 31 años, descubro cuantas cosas maravillosas no hubieran sido posibles sin tu partida… mis mas profundas decisiones, mis mas íntimos amigos, mi proyecto de vida, mi esposa… mi perro… nada de esto hubiera sido posible sin tu partida… Claro, seguramente tendría otros amigos, habría tomado otras decisiones, habríamos construido otro proyecto… Otra hubiera sido mi vida y mis historias por contar. Pero hoy cuento estas… cada miércoles nos reunimos en este espacio a contar las que se han experimentado gracias a tu partida, y no tengo otra opción que AGRADECER el poder contar con tantas bendiciones gracias a tu partida. Bendiciones que cada vez que las compartimos, esperamos puedan sanar algunos corazones rotos… todo eso, gracias a tu partida, pero, sobre todo, A TU MARAVILLOSA VIDA Y TU TOTAL EXISTENCIA EN NOSOTROS. Hugo Alejandro… GRACIAS y FELIZ NAVIDAD.