¿Cómo enfrentar un duelo en pareja? Por: Psico. Milena Casas

¿Cómo enfrentar un duelo en pareja?
Por: Psico. Milena Casas
ps.casascastromilena@gmail.com



Empecemos por tratar de dar
contexto para así acercarnos a lo que entendemos por un duelo en pareja. Por lo
general asociamos este concepto con la ruptura amorosa, lo que en efecto se
vive como un duelo; sin embargo, en particular este tipo de duelo, aunque es
generado por la ruptura o finalización de la relación de pareja, no es un duelo
En Pareja, ya que, al momento de finalizar una relación amorosa, cada persona
se encarga de procesar y resolver sus emociones y muy pocas veces o casi nunca
este duelo se vive con el apoyo o en compañía del otro.

Entonces, ¿A qué nos
referimos cuando hablamos de Duelo En Pareja?

El duelo en pareja son
todas esas situaciones de pérdida que se viven dentro de la unión entre dos
personas y que pueden afectar a ambos miembros de la pareja o a uno de ellos en
particular. Por ejemplo, hablamos de duelo en pareja cuando se vive la muerte
de un hijo, cuando hay una quiebra financiera, un cambio de país o ciudad,
cuando los hijos se van de casa y nuevamente la pareja queda sola (nido vacío),
la jubilación o retiro laboral de uno o ambos miembros de la pareja, el no
poder tener hijos o alguna condición de salud o enfermedad, entre otros
procesos posibles. Cualquiera de estas situaciones, sin duda alguna, afectarán
la estructura, el funcionamiento y la relación en general.

Ahora bien, teniendo un
poco más de claridad sobre a qué nos referimos cuando hablamos del duelo en
pareja, analicemos qué aspectos deben ser trabajados en pareja para que, al
momento de atravesar estos obstáculos, estos puedan ser enfrentados con mayor fluidez.

El primer punto, es saber
que los momentos de dificultad, crisis y dolor, en algún momento de la vida en
pareja estarán presentes. Esto hace parte de la vida, y al verlo de esta
manera, es probable que se puedan enfrentar con dignidad y entereza
, en vez
de como un castigo de la vida, el universo o Dios. Sin embargo, el hecho de que
la dificultad sea algo natural, no quiere decir que tengamos que resignarnos a
vivir una vida en pareja llena de angustia, dolor y desesperanza.

Como segundo punto está la
comunicación. Esta es una herramienta fundamental pues es a través de la
comunicación directa, asertiva, respetuosa y de doble vía, donde las parejas
podrán expresar lo que sienten ante la situación de dificultad que están
viviendo. Comunicar lo que piensan, lo que les genera temor, angustia, las
expectativas que tienen frente a ese momento por el cual están atravesando.

Por tal razón es importante saber que para que exista una buena comunicación,
deben crearse tiempos y espacios de confianza, en donde se puedan escuchar
mutuamente, sin juzgar, ridiculizar o minimizar el sentir o pensar del otro,
pero donde si se pueda cuestionar o reevaluar lo que se está expresando.

Algo que puede ayudar a
abrir espacios sanos de comunicación, es no esperar a que llegue la dificultad
para hablar con mi pareja y en ocasiones poner sobre la mesa esos temas que me
preocupan o me generan miedo o malestar como, por ejemplo: ¿Qué vamos a hacer
cuando nuestros hijos se vayan de la casa? o ¿Cómo crees que podríamos afrontar
la enfermedad de alguno de nosotros dos? Al hablar de estos temas no quiere
decir que dejaremos todo resuelto, pero, sin duda alguna, esto nos permitirá ir
identificando algunas fortalezas y debilidades que tenemos en nuestra relación
para establecer acciones que nos permitan enfrentarla de mejor manera.  

El tercer aspecto está
relacionado justamente con identificar las fortalezas y las debilidades de
la pareja y el matrimonio.
Esto NO con el fin de culpar o responsabilizar
al otro de lo que está ocurriendo o de lo que no se está haciendo bien. Todo lo
contrario; identificar los puntos fuertes de la pareja servirá para
reconocer las herramientas que se tienen, que se deben seguir fomentando y que
en un momento de dificultad o dolor podrán ser de utilidad para tomar decisiones
y establecer estrategias de apoyo que puedan ser importantes en determinadas
situaciones. Así mismo, el hacer conciencia de las debilidades o fallas dentro
de la pareja, cuando son reconocidas a tiempo, permiten que sean trabajadas y
de esta manera, poder construir nuevas estrategias para seguir creciendo como
pareja.

En cuarto lugar, nos
encontramos con un aspecto relevante para tener en cuenta. Si bien el espacio
de pareja es para crecer en compañía, es importante entender que cada
miembro de la pareja siente y significa las cosas de manera diferente; el estar
en pareja no significa que todo se deba vivir, sentir, opinar, significar igual
o que los procesos deban avanzar de la misma manera, en el mismo tiempo y con
el mismo resultado.
Cada uno puede entender y sentir esos duelos de una
forma diferente y eso es natural y sano. Sin embargo, esto a veces es difícil de
comprender, por lo que se pueden llegar a generan muchas discusiones mal
interpretar lo que está sucediendo con el otro. Por ejemplo, es común observar
que ante el duelo por la pérdida de un hijo la vida sexual se vea afectada y
que en algún momento uno de los dos desee tener o retomar esta parte de la vida
de pareja. Y suele suceder que la persona que aún no se siente lista para
retomar su vida íntima lo vea como que el otro ya no siente dolor por la pérdida
de su hijo o que no le importa lo que están viviendo, incluso como una falta de
respeto ante el dolor… y esto no necesariamente es así. Lo que ocurre es que
las personas manejamos las emociones de diferentes maneras y a veces las
estrategias que utilizamos para gestionarlas no son exactamente iguales a las
del otro, pero esto no significa que no exista tristeza o dolor.

Entender a mi pareja y
lo que ella también necesita para manejar la pérdida que se está viviendo
permitirá ser empático, abrirme a otras alternativas que tal vez en ese momento
no sean claras o no estén dentro de mi panorama, llegar a acuerdos y decisiones
individuales y de pareja y poder trascender el dolor propio y el conjunto.  

En consecuencia, con el
punto anterior, en el cual expongo que no siempre las parejas deben o pueden
gestionar su duelo de la misma forma, hay un quinto aspecto que sirve como una
estrategia para que cada uno pueda atender sus necesidades. Esta se trata de encontrar
espacios de expresión distintos a la pareja, no como un medio de evasión o
sustitución, sino como un punto de apoyo. Entornos que sean sanos, empáticos,
respetuosos, responsables y que sostengan a la pareja
. Cuando dentro del
espacio del hogar se han agotado otras estrategias, los amigos, la comunidad
espiritual, el practicar alguna actividad como un deporte, un arte, de manera
individual también pueden ser útiles cuando estamos transitando por un momento
difícil en pareja. Es importante tener en cuenta que, aunque un duelo en
pareja afecta a los dos, no dejamos de ser individuos que requieren espacios y
momentos de intimidad y soledad.   

Finalmente, el sexto componente
a tener en cuenta es que cuando se agotan todas las alternativas y no se logra
avanzar, es importante reconocer que se requiere ayuda profesional. La
terapia de pareja cuando esta está pasando una situación de duelo, puede ser de
gran ayuda. Para ello, es necesario que sea una decisión conjunta y que se
busque un profesional en donde ambas partes se sientan cómodas, escuchadas,
aceptadas, libres de poder exponer sus temores e inquietudes y con la seguridad
de que ambos recibirán la contención que requieren.

La vida en pareja es una
construcción diaria que requiere el compromiso y el trabajo de ambas partes,
tanto en los momentos de gozo, satisfacción y felicidad, como en las
situaciones difíciles, sobre todo, si estas involucran pérdidas significativas.

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