ESPIRITUALIDAD Y DUELO. Por: Psico. Milena Casas

ESPIRITUALIDAD Y DUELO.
Por: Psico. Milena Casas
ps.casascastromilena@gmail.com

     La espiritualidad es una de las dimensiones fundamentales del
ser humano. Esta constituye el mundo interior de cada uno y es vivida de
diferentes maneras, a través de prácticas, rituales, ceremonias y distintas
creencias, las cuales apuntan a encontrarle sentido a preguntas como ¿por qué o
para qué estamos en este mundo?, ¿cuál es el sentido de la vida? ¿por qué
tenemos que enfrentar situaciones de dificultad o dolor? Estas y otras tantas
preguntas de tipo existencial, son atendidas desde la espiritualidad de cada
persona. Es así como a través de ella el ser humano puede encontrar el sentido
y la trascendencia de su propia vida. Algunas veces, la espiritualidad utiliza
una creencia o una religión como un vehículo para ser experimentada; sin
embargo, no necesariamente está atada a este tipo de prácticas. En este punto,
el centro de la experiencia de nuestra espiritualidad radica en el camino sobre
el cual construimos una experiencia personal de lo trascendente y la
elaboración significativa de nuestro sentido de vida.

Ahora bien, si la espiritualidad es algo que cada persona
construye y significa, ¿cómo esta puede servir para ayudar a alguien que se
encuentra en duelo? Pues todo el sistema de creencias que conforman la
espiritualidad de una persona pueden ser un gran soporte y una base para que la
persona transite y resuelva su duelo. Pero para que esto suceda es importante
tener en cuenta algunos aspectos como:

      
La espiritualidad debe
permitir la libertad de la persona:
Trabajar tu duelo desde la espiritualidad debe
tener un aspecto liberador, esto quiere decir que, desde esta, se permita a la
persona tomar decisiones en pro de trabajar el duelo, sin miedo o culpa por lo
que está pensando, sintiendo o decidiendo, pero sí con la plena conciencia de
asumir la responsabilidad ante lo que se decide.

 

      
Entiende el movimiento y
el cambio como un proceso lógico:
Cuando desde la espiritualidad se entiende que
las personas estamos en constante cambio y evolución y que no podemos
permanecer estáticos por mucho tiempo, entonces, podemos comprender que es
lógico que nuestra forma de creer y nuestra espiritualidad cambien,
evolucionen, mejoren y se replanteen nuestro sistema de creencias, como una
manera de encontrar respuestas a las preguntas existenciales que tenemos.

 

      
Permite los
cuestionamientos:
Cuando nuestra espiritualidad permite que cuestionemos, nos
enojemos y reclamemos como una manera de buscar respuestas y tomar decisiones
de vida, podemos decir que existe una espiritualidad madura que está preparada
para contener; porque no limita nuestro sentir y nos permite buscar respuestas
y soluciones al dolor.

 

      
Acerca: La espiritualidad
debería permitir a las personas acercarse a su propio dolor, mirar hacia
adentro, para entender, para vivir, experimentar y poder darle sentido a eso
que está ocurriendo. Pero también, debe fomentar la búsqueda del otro y sus
emociones, ver más allá del propio dolor para poder ser empáticos con los
procesos de los demás.

 

La espiritualidad debe permitir la convivencia, la colaboración,
la unión, el trabajo con la comunidad, como una manera de sublimar, trascender
y dignificar el dolor.

 

      
Promueve valores: La espiritualidad debe
promover la resiliencia, el perdón, la sanación; las
prácticas
que están sujetas a una
fe, o algún credo, sea
cual sea, deben fortalecer y fomentar aquellas acciones que están encaminadas a
la sanación.

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