¿QUÉ ASPECTOS PODEMOS TENER EN CUENTA SI QUEREMOS APOYAR A NUESTROS FAMILIARES EN UN PROCESO DE DUELO?

Por: Psico. Milena Casas
ps.casascastromilena@gmail.com

Cuando se está pasando por un proceso de duelo, no es solo una persona la que se encuentra atravesando emociones como la tristeza, el dolor o la angustia de la pérdida. Por lo general, hay un grupo de seres humanos que experimentan este mismo impacto, cada uno a su manera, de acuerdo con su contexto, a su relación. Cada uno, desde su historia y sus propios recursos emocionales, busca enfrentar la experiencia del duelo. 

Hay ocasiones en que, ante un duelo personal, se puede sumar la preocupación del proceso que pueden estar llevando el resto de los seres queridos; por ejemplo: si se está enfrentando la pérdida de un hijo, se puede sentir temor o preocupación de cómo la pareja está viviendo esa experiencia, o los demás  hijos que quedan. Ante esto, algunas veces sentimos el deseo y la responsabilidad de, a pesar de nuestro dolor, acompañarlos y brindarles algún tipo de soporte o apoyo.

Acompañar a nuestra familia en un proceso de duelo y estar presentes para ellos, puede ser significativo y aportar, no solo al afrontamiento del duelo de nuestros familiares, sino al propio, porque al compartir los sentimientos, aprendizajes y preocupaciones, hay identificación, se fortalecen los lazos familiares. Existe la posibilidad de ver las cosas desde otra perspectiva y así aprender nuevas formas de trabajar la pérdida.

Pero, aunque casi siempre está el deseo de acompañar a nuestros seres queridos, a veces no sabemos cómo actuar, qué decir o cómo decirlo. No queremos ser imprudentes y, mucho menos, agredir a la persona que está pasando por esta situación. Por esta razón, veamos algunos aspectos que puedes tener en cuenta al momento de acompañar a un familiar en su proceso de duelo:

  1. Escucha y empatía: Es fundamental proporcionar un entorno seguro, respetuoso y acogedor, donde los miembros de la familia se sientan cómodos para expresar sus emociones y hablar sobre su pérdida, sin que existan juicios de valor sobre sus sentimientos. Practicar la escucha activa, prestando atención plena a lo que dicen, sin juzgar ni interrumpir. Esto ayuda a la familia a procesar sus sentimientos y encontrar consuelo en compartir su dolor.
  2. Validación de emociones: El duelo trae consigo una amplia gama de emociones, desde tristeza y enojo, hasta confusión y culpa. Es esencial reconocer y validar las emociones que experimentan los miembros de la familia en duelo. Desde la tristeza y la ira, hasta la confusión y el miedo, todas estas emociones son normales y comprensibles, además, hay que tener en cuenta que, aunque la familia esté experimentando la misma pérdida, no la va a significar, ni sentir de la misma manera; por este motivo, es importante validar las emociones de cada uno. Fomentar un espacio donde puedan expresarse libremente, sin temor al juicio, proporcionará confianza en el otro y aceptación ante lo que se está sintiendo.
  3. Fomentar la comunicación abierta: Es muy común que al inicio del duelo los períodos de silencio sean largos, que se evite hablar del tema, a veces porque no nos sentimos en disposición, lo cual hasta cierto punto es aceptable, pero, también, porque a veces no queremos molestar al otro con lo que estamos sintiendo. No queremos abrumar con nuestro dolor, o no queremos sonar como disco rayado. Alentar a la familia a comunicarse abierta y honestamente sobre sus sentimientos puede ser terapéutico, es muy probable que cuando se decidan a hablar abiertamente sobre su duelo, encuentren que hay otros miembros de la familia que tienen las mismas preguntas, los mismos miedos, los mismos sentimientos e ilusiones y encontrar esa identificación puede sentirse como un alivio en mi proceso y el de mí familia.

La comunicación abierta puede fortalecer los lazos familiares y facilitar el proceso de duelo.

  1. Brindar apoyo práctico: Durante el duelo, las tareas diarias pueden resultar abrumadoras para algunos miembros de la familia, tareas simples como el ir por los niños al colegio, cocinar, hacer algún pago, entre otras tantas actividades, pueden convertirse en labores titánicas. Ofrecer tu ayuda práctica en actividades como estas, puede llegar a aliviar estas cargas, permitiendo así que la familia tenga tiempo y espacio para procesar su dolor.
  2. Paciencia y respeto: Cada persona en duelo tiene su propio ritmo y proceso. Es fundamental ser paciente y respetuoso con el tiempo que cada miembro de la familia necesita para sanar. Evita hacer juicios, comparaciones de cómo uno u otro miembro de la familia está llevando su proceso, o imponer expectativas, por ejemplo: ¡ya han pasado tantos meses, ya no deberías sentirte así!. Realizar estas acciones podría generar presión y un estado de incomodidad o inconformidad frente a lo que la persona está haciendo para sentirse mejor. Permite que cada persona se tome el tiempo que necesite para reconstruir su vida.
  3. Remisión a un especialista: Siempre hemos mencionado que el duelo no es una enfermedad o condición mental y que, por lo tanto, todos contamos con recursos para asumir las pérdidas. Sin embargo, es importante reconocer los propios límites, ya sea para afrontar nuestro propio duelo, o para acompañar a alguien que esté pasando por este momento. Si sientes que tus recursos se agotan y tú o tu familiar no logran salir de un estado de dolor que les impide continuar con la reconstrucción de su vida, no dudes en buscar la ayuda de un profesional especializado en duelo, como terapeutas o grupos de apoyo. Estos profesionales cuentan con las habilidades y el conocimiento necesario para brindar un apoyo adicional y específico durante el proceso de duelo.
  4. Fomentar el autocuidado: Pasar por un momento de duelo puede agotar física y emocionalmente a las familias, por lo cual el tener presente practicar el autocuidado, es algo que beneficiará el proceso individual y familiar en el afrontamiento del duelo; actividades como descansar lo suficiente, comer de manera saludable, realizar actividad física y buscar momentos de relajación. Estas acciones permiten hacer una pausa que renueva las fuerzas, no solo físicas, sino emocionales, para continuar el camino de la elaboración del duelo de manera más saludable.
  5. Celebrar y honrar la memoria: Finalmente, uno de los grandes objetivos al enfrentar un duelo, es poder recordar a nuestro ser querido, sin que el dolor y la tristeza atraviese ese recuerdo. Para esto, es importante encontrar formas significativas de honrar y recordar al ser querido fallecido, de una manera sana. Esto se puede lograr a través de la creación de rituales conmemorativos, que estén llenos de significado para la familia y que representen la relación con el ser querido, con el proceso de sanación y de reconciliación con la muerte y finalmente la aceptación del hecho. Actividades como encender velas, plantar un árbol o escribir cartas, permiten rendir tributo y mantener vivo el recuerdo de su ser querido en la vida cotidiana.

Estas pautas que te acabo de mencionar, te ayudarán a construir un camino para transitar tu duelo y para que puedas ayudar a tus seres queridos que se encuentran en esta situación.

Como mencioné al principio de este escrito, cada persona vive este proceso de manera diferente, por lo que estas recomendaciones de acompañamiento se aplican de acuerdo con la necesidad que muestre cada integrante. Recuerda que esto no es algo que se deba obligar o imponer, si no que debe ser aplicado con criterio, flexibilidad, respeto y amor.

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