¿EN QUÉ CONSISTE NUESTRA PROPUESTA DE “LAS 15 TAREAS DEL DUELO”? 

Hay algunas preguntas y exclamaciones que formulan de manera frecuente las personas que afrontan una experiencia de duelo:  

“Qué es esto que estoy viviendo, acaso estoy perdiendo la razón?, ¿cuándo me va a pasar este dolor?”, ¿cuánto tiempo durará mi duelo?, ¡No soporto más este dolor, desearía morir!, ¿Por qué a mí?, ¡Si hubiera tomado a tiempo otra decisión!, ¿Para qué este dolor?, ¿Dios, dónde estabas?…

Durante el siglo pasado y la primera década de este siglo, algunas de las respuestas que recibía el doliente por parte de sus familiares y amigos eran: 

“El duelo pasa por varias etapas, deberás vivirlas una a una para que puedas superarlo”.

“La muerte es el gran misterio de la vida. No preguntes ¿Por qué?, pregunta ¿Para qué?”

“El dolor del duelo nunca se supera plenamente, pero si tienes resignación, aprenderás a vivir con él”.

También tenían cabida algunas afirmaciones que provenían de fuentes de profesionales de la salud:

“Un duelo normal no deberá extenderse más allá de un año, para un adulto, y seis meses para un niño o adolescente. Si persiste luego de este tiempo, se entenderá que se trata de un duelo complicado o patológico y, por lo tanto, deberás acudir a la consulta médica especializada”

En efecto, desde el planteamiento de Sigmund Freud en 1917 en su estudio “Duelo y Melancolía”, muchos investigadores sobre el proceso de duelo, Lindemann (1944), Engel (1964), Kübler-Ross (1969 – 2005), Parkes (1976), Horowitz (1976), Schulz (1978), Bowlby (1980) y Martochio (1983), entre otros, orientaron sus esfuerzos a especificar las diferentes etapas que atraviesan quienes viven una pérdida significativa, es decir, aquella que los lleva a experimentar un duelo, debido a que genera un profundo dolor e invoca la necesidad de resignificar el sentido de vida. Posteriormente han sido muchos los intentos por precisar cuál deberá ser la duración normal de un duelo para lograr, al menos, apaciguar el dolor y cuáles son las manifestaciones que se consideran “normales” durante la elaboración de este proceso. 

Sin duda, todos estos trabajos contribuyeron de manera importante a responder, al menos de manera parcial, aunque muchas veces inexacta, las preguntas iniciales que se formulaba el doliente. Muchos de los conceptos expresados representaban una postura reactiva y además pasiva ante la experiencia de duelo. El duelo debía atravesar determinadas etapas o fases y se esperaba que pasado un tiempo considerado “normal”, el doliente podría superarlas para retomar su vida. En algunos aspectos coincidían y en otros parecían ignorar lo que había afirmado Freud a este respecto:

“Cosa muy digna de notarse, además, es que a pesar de que el duelo trae consigo graves desviaciones de la conducta normal en la vida, nunca se nos ocurre considerarlo un estado patológico, ni remitirlo al médico para su tratamiento. Confiamos en que pasado cierto tiempo se lo superará, y juzgamos inoportuno y aun dañino perturbarlo. (Duelo y Melancolía, 1917)

Más adelante afirma:

“Ahora bien, ¿en qué consiste el trabajo que el duelo opera? Creo que no es exagerado en absoluto imaginarIo del siguiente modo: El examen de realidad ha mostrado que el objeto amado ya no existe más, y de él emana ahora la exhortación de quitar toda libido de sus enlaces con ese objeto.(op.cit.).” 

Este llamado, al cual llamó Freud “La “Función subjetivante”, que en principio surgía del análisis de la realidad, era para él, una labor propia del  inconsciente. Sin duda este fue el origen de lo que con el tiempo se denominarían las “Etapas del Duelo”, un trabajo del inconsciente y por lo tanto a una serie de “Etapas” por las que el duelo debería atravezar y que en lo posible no se deberían perturbar. 

Años más tarde, Jacques Lacan (1964), redefine esa “Función subjetivante” como una serie de actividades y acciones que ayudan a asumir la individualidad del duelo y aclaran la importancia de realizar sobre él un trabajo consciente. 

Lacan incluye los discursos familiares, sociales, políticos y religiosos que se ofrecen con ocasión de la muerte de un ser querido. Además, hace relación a los modos, las maneras, las costumbres, los diferentes estilos y formas de asumir el duelo en cada cultura y en cada época. También tiene que ver con lo privado, con lo íntimo. (Jaques Lacan, “L´object de la psychanalyse” – Le Seminaire, Libro XIII, 1964)”

Insiste en que se trata de realizar ahora un trabajo eminentemente consciente, es decir, que supone una actitud  activa y no pasiva. Sin duda, se trata de realizar una serie de Tareas, más que de esperar pasivamente el transcurrir de un conjunto de Etapas. Finalmente, en la penúltima década del siglo XX y en las primeras del XXI, William Worden (1982), Therese Randó (1984), Robert Neimayer (1998) y Alba Payás Puigarnau (2010), entre otros, hablan de “Tareas del Duelo” y no simplemente de “Etapas del Duelo”.

Lo anterior significaba un cambio radical de paradigma frente al proceso de duelo. Ahora, era posible mediante la intervención o el acompañamiento, asumir la responsabilidad plena de elaborar el duelo y no permitir que simplemente transcurriera. Estaban sentadas las bases para la construcción de una propuesta estructural, con sólidas raíces conceptuales y experimentales, que permitieran la aplicación efectiva y afectiva de las decisiones que estaban inmersas en las “Tareas del Duelo”. 

En este punto del desarrollo histórico de los procesos de duelo y además motivados por la  presencia de la “pandemia emocional” que sucedió a la del Covid 19, decidimos sacar a la luz nuestras conclusiones y experiencias de más de 30 años de atención individual y grupal a los procesos de duelo. Sin duda se trataría de un trabajo exigente, pero altamente efectivo y esperanzador. Para comenzar, ya no hablaríamos de “dolientes” sino de “duelistas”, para resignificar la actitud que se debe tener en este proceso, como un “duelo amistoso y consciente” con el dolor con el propósito de vencerlo y trascenderlo y no simplemente como una actitud de paciente espera. Habían nacido “Las 15 Tareas del Duelo”.

Veamos en síntesis, en qué consiste esta contribución:

  1. El duelo es un proceso único y diferente en cada duelista, derivado de las diferentes causas que lo originaron y de las circunstancias sociales, culturales, familiares, emocionales, mentales y espirituales que conforman su entorno. Por lo tanto, no puede limitarse el período de elaboración a un lapso de tiempo, que finalmente determinará su condición como complicada o patológica.  
  1. La gestión del duelo es un trabajo integral y sistémico que abarca los siguientes aspectos relacionados con diferentes niveles de elaboración:
  1. La expresión plena, honesta y libre de las emociones que se manifiestan inicialmente en el duelo, con el fin de verbalizarlas de manera reactiva y proactiva, para convertirlas en sentimientos susceptibles de ser elaborados. (Nivel SENTIR)
  2. La identificación, sanación y normalización de los sentimientos reactivos que bloquean el duelo, con el fin de permitir que este fluya de manera sana y esperanzadora. (Nivel COMPRENDER)
  3. La aceptación plena de la realidad de la pérdida y, por consiguiente, de la necesidad de elaborar el duelo de manera consciente y responsable. (Nivel COMPRENDER)
  4. La adaptación a un medio en el que el ser querido ya no estará presente de la manera acostumbrada, capacitándonos y aceptando de manera responsable los nuevos roles que su ausencia física suponga al entorno familiar, laboral y social. (Nivel COMPRENDER)
  5. La resignificación de esta experiencia mediante la tarea de Reubicar en una nueva y humana realidad, la presencia del ser querido ausente. (Nivel COMPRENDER)
  6. La posibilidad cierta de ir más allá de los conceptos de recuperación y resiliencia, para permitir que la experiencia de duelo nos convierta en mejores seres humanos. (“Crecimiento Postraumático”. Tedeschi y Calhoum, 1999)

“Después de la muerte de un ser querido, ya nunca más seremos los mismos”, dice una frase que circula entre los dolientes, frecuentemente como una alusión  pesimista sobre los resultados del proceso. Nosotros creemos en la “otra cara” de esta afirmación: “Después de la muerte de un ser querido, tenemos la posibilidad de convertirnos en mejores seres humanos”.(Nivel TRASCENDER)

  1. El compromiso de comunicar lo aprendido de manera generosa y responsable a todos aquellos que afrontan el duelo ante una pérdida significativa. ”.(Nivel TRASCENDER)
  2. La decisión de convertir las acciones encaminadas a  servir a los demás, en un compromiso de vida”. (Nivel TRASCENDER)
  3. La decisón de fortalecer y, si es preciso, renovar las creencias o ideologías que entraron en crisis como resultado de la experiencia de dolor. ”.(Nivel TRASCENDER)
  4. La decisión de Participar de la vida “aquí y ahora”, con plena consciencia de las consecuencias y repercusiones que cada acto de nuestra existencia supone. (Nivel TRASCENDER)
  5. La posibilidad de Agradecer por los beneficios recibidos y, en especial, por el nuevo sentido de vida que la experiencia de duelo nos permitió rediseñar.(Nivel TRASCENDER)
  1. El duelo es una experiencia normal dentro de la vida de todo ser humano y, por lo tanto, mientras no concurran predisposiciones o trastornos emocionales previos, puede ser elaborado de manera individual por todo aquel que lo experimenta. Sin embargo, el acompañamiento por parte de una persona certificada en este proceso o el trabajo grupal bien orientado, allana el camino y permite agilizar su elaboración. 
  1. El dolor experimentado con ocasión de un duelo, no debe ser perdurable ni mucho menos supone que, finalmente, debamos resignarnos a padecerlo como una condición alienante y limitante de nuestro crecimiento integral. Antes bien, esta experiencia debe ser el inicio de una nueva forma de vivir más humana, consciente, madura y generosa.
  1. El enfoque psicoterapéutico de “Las 15 Tareas del Duelo” está cimentado en la terapia cognitiva conductual, sin duda, la terapia hablada que es considerada, hoy en día, como la más efectiva para el manejo de cualquier trastorno emocional. Además, consideramos oportuna y efectiva la aplicación de estrategias de intervención y acompañamiento derivadas de la logoterapia. 

Quienes hacemos “Las 15 Tareas del Duelo”, esperamos fervorosamente servir a todos aquellos que, heridos por el dolor de una ausencia significativa, desean a hacer de su vida una experiencia trascendente, plena de sentido, “aquí y ahora”.

HUGO CASTELBLANCO SIERRA

1 comentario en “¿EN QUÉ CONSISTE NUESTRA PROPUESTA DE “LAS 15 TAREAS DEL DUELO”? ”

  1. Carmen Gloria Vásquez Villanueva

    Gracias por tanto aporte, lo cual me ha servido para salir adelante y llevar mi proceso de duelo ahora puedo decir, proactivamente, con mucho amor, esperanza y paz en mi alma. Siento que hubo cambios en mi vida de aprender a perdonar, ser mas solidaria , generosa, y apoyar a personas que recien estan atravezando por la perdida de un ser querido.
    Es por ello que agradesco a la familia Casteblanco y las 15 tareas del duelo.

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