Por: Psico. Milena Casas
ps.casascastromilena@gmail.com
“Vivir un duelo: una experiencia hasta ahora para mí desconocida. Se ha escrito y se ha estudiado tanto al respecto que pareciera que todo sentimiento o reacción está ya catalogado. Hay etapas, dicen los que saben, ciclos que el cerebro experimenta.
Tomo notas, me observo. Ahora sé que el dolor del alma se siente en el cuerpo. Que puede nacer de improviso, en forma de un repentino desaliento, de un aleteo en el estómago, de náusea, de temblor en las rodillas, de una sensación de ahogo en la garganta.
O simplemente de lágrimas calientes que acuden sin llamarlas.
(Es sentimiento puro albergado en la amígdala – me dice mi terapeuta- que surge sin necesidad de pensamiento asociado.)”
Tomado del libro: Lo que no tiene nombre. Piedad Bonnett, 2013
La consciencia de nosotros mismos (pensamientos, acciones, sensaciones, de nuestro cuerpo) en los diferentes momentos de nuestro duelo, es lo que nos permitirá tomar decisiones, aprender, sanar y perdonar. Porque solo podemos cambiar aquello de lo que somos conscientes.
Realiza una revisión interior y responde:
1. ¿Cómo te has sentido con tu duelo? Describe qué síntomas físicos has tenido. Por ejemplo: dolor de cabeza, náuseas, falta de apetito, desaliento, dolores musculares.
2. Emocionalmente, ¿Qué síntomas has notado? Describe si has tenidos cambios en tu área emocional. Por ejemplo: Estoy más irritable, triste, ansioso, apático.
Decisión:
Cada día de esta semana busca una actividad para manejar, enfrentar e ir mejorando esos síntomas. Por ejemplo: Si tus dolencias físicas son muy recurrentes realízate un chequeo médico, hazte un masaje relajante, has deporte o una actividad física como caminar, bailar.
Habla con alguien sobre tus emociones, busca la ayuda de un psicólogo, terapeuta, guía espiritual o un médico si es necesario.
