Respuesta del Dr. Hugo Castelblanco a cada una de sus
preguntas o comentarios
Arlette Acevedo nos comenta:
“Para los que sentimos culpa creo que el tiempo es crucial, porque al inicio del duelo las preguntas son tantas y somos tan crueles con nosotros mismos y tan exigentes…, y es que matamos el tiempo creando distintos escenarios como si pudiéramos cambiar lo ocurrido…, ¡No entendemos que siempre estamos tarde por eso tenemos que actuar hoy!”
Quisiera destacar ante todo algo que me parece muy importante en su comentario: “al inicio del duelo las preguntas son tantas y somos tan crueles con nosotros mismos y tan exigentes…,” es verdad, una de las experiencias más evidentes y que nos permite verificar el avance de nuestro proceso de duelo es precisamente llegar a comprender, como resultado del trabajo realizado, que las preguntas que nos formulábamos al inicio, generadoras de culpa, impotencia y enfado no tenían razón de ser.
En la medida en que nuestras emociones se fueron normalizando, logramos finalmente entender que nos estábamos castigando y que no solo éramos crueles, sino injustos con nosotros mismos, que no podíamos cambiar lo ocurrido, que habíamos actuado de manera acorde con nuestros conocimientos sobre el tema, nuestras posibilidades, nuestras habilidades, nuestra situación, nuestras expectativas, nuestro tiempo disponible, nuestras obligaciones. Que hicimos TODO lo que creíamos que debíamos hacer y que, aunque en algunos casos nos hallamos equivocado o hallamos llegado tarde, fue precisamente porque el amor que profesábamos a nuestro ser querido nos demandaba decisiones urgentes y delicadas en medio de las cuales el tiempo apremiaba.
Es verdad también que para dar sustento a nuestras injustas acusaciones inventamos posibles escenarios que no respondían a nuestras reales posibilidades de actuación. Cuando logramos sanar esos sentimientos de frustración, enfado y culpa, abrimos la posibilidad cierta para que nuestro duelo fluya y podamos rehacer nuestro sentido de vida.
Con relación a este mismo tema: “El tiempo en el Duelo”, Eniddia Hernández Miranda nos hace el siguiente comentario:
“Creo que esta es una de las preguntas más comunes que nos hacemos en el proceso de duelo. Pero entiendo que el tiempo depende de cada persona, cómo se adapta al cambio y decide trabajar cada emoción que va experimentando. Lo importante es empezar a trabajar nuestro duelo, actuar, no quedarnos estancados. Aplicar las 15 tareas ha sido mi arranque en este proceso. Entendí que debía ACTUAR.
Así es. El duelo es un proceso único y, por lo tanto, diferente para cada persona, quien como resultado del trabajo de elaboración de sus emociones consigue comprender su situación, aceptar sus nuevas realidades y adaptarse a un nuevo entorno en el cual sus vidas en lo personal, familiar y social han cambiado de manera significativa.
Lo anterior nos podría llevar a pensar, que es el monto de tiempo transcurrido el factor más importante para gestionar estos cambios. Eso es parcialmente verdadero. El tiempo puede ser nuestro aliado o nuestro verdugo en la medida en que sepamos o no aprovecharlo para TOMAR LAS DECISIONES, que favorezcan el flujo de nuestro duelo.
Es por esta razón que desde “Las 15 Tareas del Duelo” proponemos un trabajo centrado en las DESICIONES que se realizan de manera plenamente consciente, antes que en las ETAPAS que suponen una actitud en gran medida pasiva mientras esperamos que trascurran en el tiempo. Por tal razón, antes de preguntarnos ¿Cuál es el tiempo apropiado para que el dolor de mi duelo deje de hacerme daño?, debemos cuestionarnos: ¿Cuáles son las decisiones que debo tomar AQUÍ Y AHORA?, para permitir el avance de mi proceso de duelo con el fin de recobrar mi serenidad y mi motivación para afrontar la vida sin la presencia acostumbrada de mi ser querido.
Esto hará posible que ese inmenso vacío que hoy sentimos en nuestro corazón, sea llenado con la nueva presencia de nuestro ser querido, desde una perspectiva de plena aceptación hacia todo lo que él sigue significando para la construcción de nuestro nuevo sentido de vida.
HUGO CASTELBLANCO SIERRA
