FESTEJANDO O CELEBRANDO A NUESTROS DIFUNTOS

La evocación de nuestro ser querido que ha muerto, es una experiencia especialmente significativa en aquellos días que nos recuerdan los momentos gratos que vivimos en su compañía y, de manera especial, durante los primeros años luego de su muerte. 

Conmemorar de manera especial a aquellos que ya no están a nuestro lado, forma parte de la tradición de muchas culturas desde el inicio de los tiempos. Podemos dedicar estos días a expresar una vez más y con renovada intensidad, el dolor que experimentamos luego de su partida, o podemos decidir que su paso por nuestra vida ha sido tan importante, que merece un homenaje de nuestra parte y que signifique una evocación de gratitud, antes que una vivencia de dolor. 

En efecto, cuando reflexiono sobre el hecho de que mi hijo Hugo Alejandro, vivió 13 días en coma previos a su muerte a los 19 años, tengo que aceptar, además, que en esos 19 años, viví cerca de 7000 días en su compañía y que hoy puedo dar testimonio también, de múltiples momentos que contribuyeron a llenar mi vida de gozo y de sentido. Entonces reflexiono: “Tengo muchos más días y razones para celebrar su vida, que los que me asisten para lamentar su muerte; definitivamente, la presencia de mi hijo en mi vida no puede convertirse en un hecho trágico”.

En diferentes culturas de nuestro vasto mundo, encontramos comunidades que han hecho de la celebración de sus seres queridos muertos, un día especial en el que, si bien no se niega el dolor, se da paso a la gratitud y, en muchos casos, a la esperanzadora creencia del reencuentro. Si bien el primero de noviembre es el día más extendido en el mundo occidental para hacerlo, cualquier momento es bueno para celebrar su Vida. 

Altares, ceremonias, regalos, comidas, álbumes, velas, flores, etc., son algunos de los símbolos que se utilizan para rendir tributo a nuestros seres queridos que han muerto. Esto tiene un fuerte contenido de evocación, que contribuye a fortalecer la convicción de que la relación no termina con la muerte. Antes bien, se fortalece, en la medida en que transforma el apego, que es la causa del dolor, en amor incondicional que no requiere de la presencia física del amado, para seguirlo amando y para que sea generadora de sentido de vida. 

La mejor idea para realizar esta celebración, es la que tú elijas. Para ayudarte a crear alguna, te haremos algunas sugerencias: 

  • Celebrar una comida. El plato preferido de la persona fallecida o lo que más le gustaba cocinar o degustar, puede ser el menú ideal para una cena en su homenaje

  • Lanzar globos al cielo. Lanzar al cielo unos globos, puede ser suficiente para recordar a nuestro ser querido fallecido de una forma sentida y bonita, reuniendo a familiares y amigos en torno a este tipo de evento, que puedes organizar fácilmente el primero de noviembre o, si lo prefieres, el 31 de diciembre. 

  • Cumplir uno de sus sueños. Quería montar a caballo, jugar squash, ver el mar, volar en globo… Siempre hay cosas que quedan pendientes y se aplazan indefinidamente. Busca cumplir alguno de los sueños o anhelos inconclusos de tu ser querido.

  • Hacer una siembra. Planta un árbol, o si lo prefieres, una pequeña planta. La creación de vida, es muy buen ejercicio en cualquier momento de nuestro duelo. 
  • Tarde de cine. Invita a familiares y amigos que aman a tu ser querido, a mirar su película favorita. Haz que compartan sus historias. Prepara palomitas de maíz  y bebida para esta celebración.
  • Preservar un pequeño recuerdo. Conserva alguna artesanía o manuscrito de tu ser querido o una pequeña joya que le haya pertenecido, destacándolo en un lugar de evocación familiar. Hazlo, sin buscar convertir este recuerdo en una nueva fuente de apego.
  • Concluir un proyecto. Termina algún proyecto de artesanía, decoración o carpintería que el fallecido haya dejado sin terminar. Si es preciso, aprende lo que sea necesario para realizarlo, no necesariamente como él lo hacía, sino como tú decides ahora hacerlo. 
  • Ser solidario. Realiza una donación a una obra benéfica u ofrécete como voluntario en su nombre.
  • Invitación evocadora. Invita a amigos y escucha sus historias acerca de tu ser querido; podrías descubrir cosas que no sabías de él hasta el momento.

El aprender a evocar de manera grata y serena a nuestros seres queridos fallecidos, tiene una función reconfortante que invita a  seguir adelante, a rehacer la vida y a disipar nuestras culpas que, con frecuencia, no tienen un verdadero sustento, pero que al inicio del duelo, son causa de frustración, impotencia, enfado y miedo. En todo momento, respetemos siempre el punto de vista de los demás miembros de nuestra familia y no busquemos forzar su decisión de participar. Invitémoslos con amor y prudencia a tomar parte de manera libre. 

Honrar la memoria de nuestro ser querido, no debe causar problemas o vanas exigencias. Lo único que debemos pretender, es abrir momentos para recordar su risa, sus gustos, sus inmadureces, sus momentos sabios, sus aciertos o sus errores, en un medio grato, que no sea causal de daño, sino, antes bien, una invitación para decirle sí, a la vida, a pesar del dolor, con el firme propósito de encontrarle un nuevo sentido. 

Hugo Castelblanco

1 comentario en “FESTEJANDO O CELEBRANDO A NUESTROS DIFUNTOS”

  1. Me encantó es lo que verdaderamente debemos de realizar un hermoso homenaje a nuestros seres amados q se nos adelantaron gracias por estas bellas palabras ..

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Encuéntranos en:

Accede nuestros conversatorios y entrevistas exclusivas