Afrontando la muerte: Un viaje de duelo y trascendencia

Por: Lic. Gabriel Carballido Salazar – Tanatólogo y Psicoterapeuta Cognitivo Conductual

gcarballidosalazar@gmail.com

Un día, explorando, me encontré con una persona conocida por su profunda conexión con la naturaleza y la espiritualidad. Intrigado por aquellas palabras que seguían rumiando en mi cabeza, esa noche, después de haberle escuchado hablar acerca de la muerte en aquel seminario, no podía irme sin antes aclarar mis dudas. Eventualmente, pude darme cuenta de su mirada llena de comprensión, servicio y empatía, en ese instante notó la curiosidad en mis ojos y, entre risas, se acercó conmigo a entablar una conversación sobre la muerte. Siempre voy a recordar la frase que me dijo: “La muerte, Gabriel, no es el final, sino una parte inevitable del ciclo de la vida y una nueva aventura que tendrás que afrontar”.
De hecho, hay días en los que sigo frunciendo el ceño como aquella noche en donde le preguntaba con sinceridad: ¿Qué pasará cuando mi papá y mamá lleguen a morir? Y él comenzó a contarme una historia sobre las estrellas en el cielo, que, hasta el día de hoy, después de diez años sigo recordando.
Decía que “cuando alguien muere, su espíritu se convierte en una de esas esas estrellas brillantes, aunque tu mamá y papá no se llegaran a encontrar físicamente contigo, su energía vivirá en el resplandor de la noche, vas a poder mirar el cielo y recordarles con amor, entendiendo que son parte de algo más grande”.
Sin embargo, agregó: “Toda esta historia será posible, si tú tomas la decisión de elaborar tus duelos de manera responsable y consciente. Asimismo, habrá momentos donde te preguntarás ¿Qué hago con esto que estoy sintiendo?, ¿esto que siento es para siempre?, ¿por qué me tuvo que pasar a mí? y ¿de qué me sirve esto que estoy sintiendo?


Continuó explicándome que es ahí donde tendré que tomar una de las decisiones más importantes de mi vida, la cual es “afrontar el dolor con dignidad”. Es decir, mirar al dolor a los ojos y comenzar a tomar decisiones que me lleven a elaborar mi propio duelo, para encontrar esa tranquilidad que éste me ha quitado por un momento, con la finalidad de que mi experiencia sea única, de aprendizaje y logre trascender esto que me ha llegado a suceder.

Desde aquel entonces, empecé a vivir con una perspectiva diferente el tema de la vida y muerte. Para mí, tenía un sentido renovado el estar en este mundo y la muerte ya no era tan aterradora, sino un misterio que le dio un nuevo significado a mi existencia, ya que aquella persona se dio el tiempo de conocer mi historia y elaborar, de manera particular, un proceso de acompañamiento único, que hasta el día de hoy, sigo agradeciendo e implementando en mi práctica psicoterapéutica, con la ayuda del protocolo de las 15 TAREAS DEL DUELO. Entonces, ¿Por qué los factores de decisión son importantes en el proceso de acompañamiento al duelista?

En mi caso, ayudo al profesionista a crear un perfil del duelista el cual le permitió conocer ¿Quién es Gabriel? Esto favoreció la relación terapéutica que se fue construyendo a través de las sesiones, con el objetivo de establecer en cuál de los tres niveles (Sentir, Comprender o Trascender) se estaba gestionando mi duelo.

Lo único que yo quería era gritarle al mundo mi dolor, sentí que todos los problemas me estaban persiguiendo y, por más que me escondiera, me estaban alcanzado. No había hablado con mi papá y mamá por un largo tiempo, no quería que se preocuparan, ya que siempre se preguntaban si estaba bien. Pero lo que no sabían, era que me costaba hablar de mi dolor. Sin embargo, durante la elaboración de mi duelo, pude identificar en cuál de las 15 tareas del duelo era importante trabajar a partir de mi historia de vida, la cual era la tarea de EXPRESAR.

En su momento, a pesar de que fue difícil trabajar mi dolor con dignidad, fueron las acciones concretas y estructuradas que me llevaron a cumplir el camino de las tareas. Todo esto, fue gracias a que el profesionista me ayudó a crear, estructurar, diseñar, proponer y construir las decisiones adecuadas para que cada una de las tareas tuvieran sentido para mí.

Por lo tanto, hay que tomar en cuenta que en todo proceso siempre van a existir tres tipos de factores. Primeramente, era identificar las características que dificultaban la realización de mis tareas.  En segundo lugar, describir aquello que puede llegar a representar dificultades pero que me ayudó a generar una nueva perspectiva para potencializar el proceso de elaboración de duelo. Y, en tercer lugar, aquellos factores de apoyo y fortaleza sobre los cuales pude construir las decisiones que me llevaron a trabajar de manera proactiva mi dolor.

Dentro de los factores de decisión, estaba tan cansado de las barreras que existían en mi mente. Prácticamente llegaban a mí en cualquier hora del día, tarde y noche estas dificultades cognitivas que interferían en mi percepción y comprensión del duelo. En esos momentos, lo único que pensaba era inhibir mi dolor. 

Esto se acompañó de las internalizaciones que fueron la influencia para pensar, sentir y actuar de determinada manera. A lo largo de mi caminar en este mundo, la cultura, sociedad, familia, normas y valores, marcaron “mi deber ser”, que impactó en mi autoconcepto y autoestima, que, al mismo tiempo, limitaban el proceso de la elaboración del duelo. Por ejemplo, constantemente pensaba en “tengo que ser fuerte”.

 Así pues, conforme avancé en el proceso, me di cuenta de un pensamiento que se seguía presentando frecuentemente en mi mente: era el de “nadie me va a escuchar” y a esto le llamábamos “rumiaciones”. Por un lado, en mi experiencia con la espiritualidad, sabía que Dios me amaba, pero no era suficiente para salvarme de este dolor, pero ahí pude darme cuenta de que tenía un patrón de pensamiento repetitivo, el cual se manifestaba de manera negativa y que, si seguía pensando de esa manera, no llegaría a una solución. Al final, siempre recordé que mis padres habrían criado a un hijo valiente que podría vencer cualquier obstáculo.

Pero, yo tenía “miedo a ser juzgado” por todos, la respiración se me dificultaba de sólo pensarlo. En algún punto de las sesiones, recuerdo las palabras de mis padres aquella vez que estábamos de vacaciones en el sur del país: «El verdadero tesoro es el valor de enfrentar tus miedos”. Realmente, ese día que lo recordé en sesión, pude visualizar una nueva oportunidad de cambio, para poder afrontar con valor las nuevas circunstancias que se estaban presentando en la elaboración de mi duelo.

Con todas esas situaciones previas, pude darme cuenta de las oportunidades que tenía para trascender mi dolor. Me gusta escribir poesía, la música, el arte, bailar y platicar con las personas, todo esto, me ofreció una posibilidad de alcanzar aquellas metas que se me habían propuesto en la tarea de EXPRESAR. Lo único que tenía que hacer era darme la oportunidad de expresar mis emociones con libertad, a partir de la redacción libre de mis sentimientos, de escuchar música que me ayudó a conectar con la tristeza y mi dolor, en la pintura pude conocer una forma de utilizar mis propias manos para crear dibujos que expresaran las emociones que estaba sintiendo y en las personas que me quieren, encontré un lugar íntimo para hablar de lo que estaba manifestándose en mi mente.

Todas estas decisiones, crearon en mí la habilidad de elegir entre diferentes alternativas para poder realizar las 15 TAREAS DEL DUELO, de una manera simple y significativa. No fue fácil, pero el objetivo que siempre tuve, fue el “trascender mi dolor” para tener una vida plena y que, al mismo tiempo, me llevó a la sanación y crecimiento personal en mi andar por este mundo.

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