Desde el corazón de la Chata. MI DUELO ANTICIPADO

Por: Beatriz López
Chatalopez2@hotmail.com

Queridos amigos y amigas: 

Hoy quiero compartirles y traer a mi memoria, esos 13 días de Duelo Anticipado que tuve la oportunidad de vivir junto a mi hermoso hijo, mientras él luchaba por tomar la decisión más importante de su corta vida.

Entre las 3 de la mañana del día 15 de noviembre de 1991 y las 3 de la tarde del 27 de noviembre de ese mismo año, tuve que vivir los días más oscuros de mi existencia. Infinidad de emociones y sentimientos me acompañaron: rabia, miedo, impotencia y tristeza infinita, pero ante todo, esperanza. Todo esto de la mano de Dios y la Virgen.

No sé qué hubiera sido de mí, sin mi familia y mis amigos, ellos fueron un gran soporte, yo buscaba en sus ojos solución a las preguntas que me formulaba ante ese reto sorprendente que me estaba planteando  la vida y  encontraba miradas llenas de amor como única respuesta.

Durante esos 13 días, mi vida permaneció en suspenso. Éramos como autómatas, esperando un milagro de la vida. Recurrí a Dios, le pedí que me devolviera a mi hijo tan hermoso como me lo había regalado. Tuve fe en Él y en los médicos que lo atendían. Viví también momentos de esperanza cuando el neurólogo nos informaba: “Tiene calificación 6 neurológica, de 0 que tenía al momento en que llegó”.

Teníamos entrada libre a la sala de cuidados intensivos para poder acompañarlo y demostrarle todo nuestro amor, pero para mí era un tormento entrar allí y verlo tan maltrecho debido a sus heridas.

El doctor Santiago Rojas, quien nos acompañó durante esos días, nos recomendaba hablarle y decirle que podía tomar su decisión de quedarse con nosotros o retornar al lado de Dios. Yo me negaba a hacerlo y no podía pronunciar esas palabras. Decidí hablarle en silencio de alma a alma, mientras imaginaba que su cuerpo astral nos miraba desconcertado. Una y otra vez le decía mentalmente que tomara su decisión, que yo iba a aceptarla por dura que esta fuera.

Poco a poco fui aceptando una nueva e inevitable realidad y logré pronunciar ante Dios, las palabras de aceptación que nunca imaginé llegar a pronunciar: “Señor, llévatelo y ámalo más de lo que yo lo he hecho. Sé que estará bien a tu lado”. Para mí, como madre, era consolador saber que en adelante él tendría una vida plena y feliz. Por mi parte, era mi deber aprender a transformar este inmenso dolor en un siempre creciente amor incondicional. Sabía que no sería nada fácil lograrlo, porque como seres humanos requerimos tocar, oler, besar y llorar de felicidad ante el hijo que amamos y seguiremos amando siempre. Esta sería una difícil tarea, pero no imposible. Seguir viviendo sin su bella expresión corporal de humanidad, pero aprendiendo cada día a percibir dentro de mí, la plenitud de su espíritu.

Debo afirmar que este duelo anticipado estuvo siempre pletórico de esperanza y al cabo de 13 días, luego de vivir el desenlace final, pude iniciar la elaboración de mi propio duelo. Fue como si hubiera sobrevivido a un gran terremoto que produjo en mí una inmensa devastación y un inenarrable dolor, pero que me permitió seguir con vida. Ahora dependía de mí el poder emerger de las cenizas para comenzar de cero una vida que sabía sería totalmente diferente. Ahora tendría la oportunidad de llenar ese espacio vacío con su gran alma, que sentía más grande que la mía. Ahora debía trabajar en el amor y el servicio a los demás, para honrar dignamente  la nueva presencia de mi Hugo Alejandro dentro de mí.

He vivido con él dos partos hermosos y dolorosos ambos: El primero, para permitir que saliera de mí para vivir su propia vida y el segundo, para que volviera a entrar en mí, esta vez revestido de eternidad.

Hoy, 32 años después, sigo luchando para mantener su presencia en mí, ya no con dolor, sino con un inmenso y agradecido amor por haber contribuído ahora y siempre a reestructurar mi sentido de vida. 

Solo el amor hace posible realizar la alquimia del dolor para transformarlo en serenidad y agradecimiento y, a una madre, siempre le sobra el amor para afrontar esta sorprendente realidad que la vida, en cualquier momento, puede depararnos. 

Un abrazo

La Chatita

CLIC ACÁ PARA VER LOS VIDEOS RECOMENDADOS DE LA CHATA

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Encuéntranos en:

Accede nuestros conversatorios y entrevistas exclusivas